La muerte en el cine

A su manera, Bright Star de la cineasta Jane Campion, recrea la vida del poeta John Keats, en un film que transpira poesía, poesía que apela a los sentidos, los olores, una obra que se saborea, pero también nos duele cuando exhala un suspiro o sufrimos cuando sopla el viento.

Gustavo Trujillo/Chiapas Digital

Partiendo de la literatura Borges dijo:

El libro es la invención más singular de todas, porque es la ampliación de la memoria y la imaginación, sin embargo, si hubiera conocido lo suficiente al cine, agregaría que éste, es la ampliación de los ojos que miran sorprendidos el universo hacia el infinito o hacia la más profunda de las entrañas

Y así lo consigna La muerte en Venecia, magistral película dirigida por Luchino Visconti e inspirada en la novela de Thomas Mann; Gustav Aschenbach sentado a la orilla del mar, envuelto en la atmósfera de la quinta sinfonía de Malher y enamorado de la belleza de Tadzio, es sorprendido por la muerte, ese instante lúcido y agónico en el que lo insignificante alcanza la gravedad de lo imprescindible. Muere imaginando un orgasmo con la estética andrógina del joven polaco.

A su manera, Bright Star de la cineasta Jane Campion, recrea la vida del poeta John Keats, en un film que transpira poesía, poesía que apela a los sentidos, los olores, una obra que se saborea, pero también nos duele cuando exhala un suspiro o sufrimos cuando sopla el viento.  Hay prodigios de agudeza en el cómo y el porqué de cada mirada, la película se sumerge con una profundidad notable en el martiriloquio del poeta que con voz doliente se aproxima a la muerte.

A oscuras escucho, y en más de una ocasión he amado el alivio que depara la muerte.

Por su lado Michael Haneke, en su obra maestra Amour la muerte es tratada con implacable honestidad, no como un accidente, tampoco como una sensación necesariamente de pérdida, la eutanasia respira en el tiempo, hace de él su razón de ser, la idea es hacer escuchar la respiración de la propia vida, sentir el último aliento de un animal herido, sin intenciones sentimentales, ni ternurismos inútiles, todo un portento fílmico.

Más reciente pero con la misma profundidad y trascendencia el cineasta John Carroll Lynch en su película Lucky retrata el reflejo de la muerte en el rostro de un hombre, un anciano que, a punto de exhalar el último aliento, trata de descifrar en un escenario desértico y crepuscular el sentido de su vida, la historia está contada con sutileza y delicada reflexión, es un estudio de la soledad y el camino inexorable a la muerte, es un viaje de un sobreviviente de su generación en el tramo final de su vida, hace un viaje para el auto-descubrimiento y la iluminación.

La llegada de la muerte no es el fin, pero si da miedo.

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