Andrei Zvyagintsev el nuevo genio del cine ruso

Gustavo Trujillo/Chiapas Digital

23/11/2020.-Andrei Zvyagintsev nacido hace 56 años en un poblado cercano a Moscú, es un cineasta incómodo, lúcido, emotivo y no deja a ningún espectador indiferente.

El regreso (2003)

Su primera película es de una concisa narrativa e imágenes de extremada belleza.  

Un ausente padre retorna al fuero del hogar, el perdón que demanda el progenitor ausente es la oferta de paternidad.  El impacto que reciben los hijos adolescentes al ver a su madre durmiendo con el recién regresado padre es la de una insólita y hasta estremecedora mirada.  Su madre y su abuela han prodigado el amor maternal como única fuente de autoridad; el padre se percata que su llegada es la de un intruso, y les propone a sus hijos una excursión para que los tres vayan a pescar juntos unos días, pero pronto empiezan las fricciones entre los hijos adolescentes y quien pretende erigirse en su mentor, que se vuelve más severo cuando comprueba que los hijos no tienen idea de cómo defenderse en la vida.  La lacónica instrucción masculina a la que se ven sometidos provoca una creciente rebeldía, cuando el severo padre trata de proteger a uno de sus hijos en peligro, el padre muere accidentalmente, ellos lograrán sobrevivir y transportar el cadáver paterno en circunstancias nada fáciles, gracias a lo que aprendieron en esos dos días de dolorosa instrucción.  Ahora ya son huérfanos de verdad, pero saben, por lo menos, quién era su padre y no lo olvidarán jamás, porque no hay otro don más aleccionador que el sacrificio del padre por uno de sus hijos.

El destierro (2007)

Una pareja y sus dos hijos emprenden un destierro voluntario que pronto se convierte en una pesadilla, se trata de un viaje también al interior de los personajes que los lleva de los paraísos a los infiernos personales, en los que cada miembro de la familia evoluciona de manera diferente, un guión complejo y una deslumbrante manufactura técnica imbrican  infidelidades, embarazos no deseados, abortos y hasta asesinatos.

Elena (2011), (exhibida por La Muestra es Nuestra)

Película considerada bisagra porque entremezcla su etapa eminentemente rusa y la influencia europea más occidentalizada, es la historia de una enfermera que conoce a un paciente en el hospital, se enamoran y se casan, él tiene una hija de su matrimonio anterior y ella un hijo de una experiencia similar.  La trama tiene planteamientos profundos, silencios y sutilezas, hay prodigios de agudeza y despliegue de recursos cinematográficos con precisos y elegantes movimientos de cámara; esto le permite construir un personaje femenino, cuyas virtudes iniciales se ven trastocadas por el dinero que la transforma de víctima a verdugo, de personaje dócil y abnegada a mujer justiciera y despreciable.

La película inicia y termina con un retrato siniestro del presente ruso y del futuro que nos acecha, cuando un cuervo se posa en un árbol que simboliza un mal presagio.

Leviatan (2014), (exhibida en La Muestra es Nuestra)

La película nos remite a Hobbes, el poder absoluto que reside en el estado al que el ciudadano debe someterse por su propio bien, también nos traslada a las historias bíblicas de Job y de los salmos, Leviatan es un monstruo atávico y maligno que vive en el mar. 

El film es una visión de la Rusia contemporánea que radiografía la desbordada corrupción y la desenfrenada violencia donde el mafioso oligarca termina siendo el alcalde del pueblo, un ciudadano es acorralado por todos los tentáculos del estado para despojarlo de una propiedad, él se defiende ferozmente pero su empeño terminará en una tragedia.  Probablemente la obra más ambiciosa y redonda del director.

Sin Amor (2017)

Es una película descarnada y misteriosa, es un relato de la catástrofe espiritual de la Rusia moderna, pero que puede ser el retrato de cualquier país del mundo occidental del siglo XXI, el film describe una sociedad sin amor en donde se privilegia la demanda del estatus y del dinero, el matrimonio es visto como un negocio, un escalón de lujos y autoafirmación. Es la crónica de un matrimonio fracasado en su etapa final, tienen un hijo de 12 años que es la causa o el síntoma de su ruptura, es el relato de unos padres egoístas y deshumanizados, es una reflexión de cómo el mal se hereda a través de los conductos en las generaciones sucesivas; con gran poder simbólico y gran capacidad para conmovernos visualmente, su retrato es despiadado. 

La obra plantea el problema ético en las sociedades contemporáneas, construye una imagen estremecedora de la complicidad de una gélida burocracia policial, la voracidad sentimental de las mujeres, la incompetencia infantil de los hombres y la desorientación juvenil.

Con la pandemia el Apocalipsis físico probablemente esté cerca, pero la descomposición social y familiar hace tiempo que habita entre nosotros.

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